Era su noche. Una vida esperando este partido. Lo tuvo en Maracaná en un ya lejano julio de 2014, pero no fue posible. Tuvieron que pasar ocho años y medio, un disgusto en Rusia y alguna que otra final llorada para terminar logrando lo que ha buscado toda su vida. Leo Messi ya tiene su Mundial. Su estrella. La que siempre persiguió y el fútbol se la dio en el último partido que ha jugado en una Copa del Mundo. Se hizo de rogar, pero finalmente lo consiguió. Dos goles en una final memorable y una sonrisa que no se le irá en mucho tiempo.

Messi sale de Qatar con una estrella más en el pecho y la sensación del deber cumplido. Ha sido el alma de una selección argentina que se agarró a él para tocar el cielo. «De la mano, de Leo Messi, la vuelta vamos a dar», dice una de las muchas canciones que se han repetido por Doha desde que empezó el Mundial. Y tanto que la han dado. La vuelta que llevaban esperando desde 1986 y que tras mucho sufrir pudieron dar en el estadio de Lusail.

Messi empezó a bordar la tercera estrella en la camiseta albiceleste a los 23 minutos, cuando convirtió un penalti que Dembélé cometió sobre Di María. Definió a la perfección para adelantar a Argentina, que en ese momento ya se estaba devorando a Francia. Luego, llegó el segundo gol de la albiceleste y Leo ya sólo empezó a dirigir.

Cuando parecía que sólo había que dejar correr el tiempo para terminar celebrando, Mbappé, el otro ’10’, apareció en escena para decidir llevar el partido a la prórroga. Y en el tiempo extra, tras una jugada embarullada, Messi volvió a aparecer para hacer el tercero. Kylian empató y todo se tuvo que decidir en los penaltis. Leo no falló en una tanda que le dio a Argentina la corona planetaria.

El Mundial de Messi ha sido, simplemente, memorable. Siete goles y tres asistencias son sus números. En Qatar se ha convertido en el primer jugador en la historia en marcar en todas las rondas de un Mundial, sólo lo dejó de hacer contra Polonia, día en el que falló un penalti, y en el futbolista que ha jugado más partido en una Copa del Mundo con 26, superando a Lothar Matthäus.

El ascenso al Olimpo de Leo

¿Messi ya es Maradona? La gran pregunta que no tiene respuesta. Para muchos, Diego será siempre único por su calidad y un carácter inigualable. Para otros, Leo le superó hace tiempo con una carrera inigualable que se ha visto coronada en Lusail con la conquista de la Copa del Mundo. Y luego están los que no se pueden decidir. Los dos han sido, son y serán demasiado grandes. Lo que está claro es que el de Rosario ya mira a la cara al de Lanús. Tras muchos sinsabores, Lionel ya tiene su estrella y ya puede descansar.